Se cumple hoy el 5to. Aniversario del pontificado del Papa Francisco, un tiempo marcado por el llamado concreto y desde sus propios actos a vivir en el auténtico ejemplo de Cristo, por el encuentro en el diálogo interreligioso, por la fuerte crítica a la sociedad del descarte y el llamado a construir desde la solidaridad, por la defensa de los más débiles, por la vida a partir de dignidad del hombre y por la reforma en la curia romana en consonancia con los preceptos cristianos.
Desde que fue consagrado como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio marcó con su propio ejemplo el estilo austero que propuso para la Iglesia y el mundo. En su primer encuentro con la prensa internacional sostuvo: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”. En la misma sintonía, en su primer exhortación evangélica “Evangelii gaudium” (La Alegría del Evangelio) insistió en la necesidad vital de que la Iglesia salga de sí misma para ir a la periferia, de que construya puentes para dialogar, comparta y ayude, especialmente a los más desfavorecidos en todo el planeta.
Francisco rompió todos los moldes, esos que ponían un límite entre el representante de Dios en la tierra y sus hijos. Se erigió en Padre real, concreto y desde su primer Semana Santa como Papa se arrodilló ante jóvenes de distintas nacionalidades, religiones y situaciones y lavó sus pies. ¿Un gesto?, no sólo un gesto; una forma de ser, de hacer y de vivir en Cristo: “un pastor con olor a oveja”, “un hombre que ve a otros como hermanos y hermanas viajando por el mismo camino” como sostuvo en Roma en 2013 y en Turquía en 2014 respectivamente.
Durante los cinco años de pontificado, el Papa Francisco escribió dos encíclicas: ‘Lumen Fidei’, publicada en julio de 2013 y concebida junto a Benedicto XVI y ‘Laudato si’, presentada el 18 de junio de 2015 y centrada en la ecología humana y la defensa de la naturaleza, las reformas energéticas y el cuidado de la casa común como reza un subtítulo especial. En ‘Laudato si’, Francisco realiza una crítica dura y profunda al consumismo y al desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial urgente y mancomunada para combatir la degradación ambiental y el cambio climático.
Los trabajadores ocupamos un lugar especial para el Santo Padre. Su llamado permanente para sostener la dignidad del trabajo a partir del cual cada persona sea realiza a sí misma, a su familia y a la sociedad, nos convoca a dar testimonio a partir de los preceptos de la Doctrina Social de la Iglesia y ser constructores cotidianos de una realidad humanista, solidaria y cristiana. “Cada trabajador es la mano de Cristo que continúa creando y haciendo el bien”, afirmó Francisco y esa es nuestra misión.