“Ella (Evita) ha tenido con su tino maravilloso, la guarda de mis propias espaldas, confiadas en su inteligencia y su lealtad, que son las dos fuerzas más poderosas que rigen el destino y la historia de los hombres”.
Juan D. Perón
El 26 de julio de 1952 la vida de la Compañera Evita se apagó. Ese mismo día comenzó a arder con más vehemencia que nunca la necesidad de sostener la llama de sus pasiones por la justicia social, la equidad, la felicidad de “sus descamisados” y del pueblo argentino.
“ Cada uno debe empezar a dar de sí todo lo que pueda dar, y aún más”, “Sangra tanto el corazón del que pide, que hay que correr y dar sin esperar”. Sus llamados, categóricos y sentidos, sin duda por lo vivido, son hoy gritos que reverberan en todos los rincones de nuestro país, y convocan.
“Empezar a dar todo.. y aún más”, “Correr y dar sin esperar”. Entregarnos, viéndonos a cada uno de nosotros en los ojos de quien “sangra el corazón” por tantas carencias que ya no puede esperar. Son niños, ancianos, mujeres y hombres cuyas vidas penden del hacer comprometido y responsable de todos los argentinos.
La grandeza de la obra de la “abanderada de los humildes” es testimonio de que es posible. Requiere dejar de lado definitivamente las miradas individuales, los egoísmos políticos, las posturas sectarias. Implica poner en marcha el sentido común, la sensibilidad, el respeto a los demás en cuanto a su condición de humanos y, muy especialmente, de hermanos argentinos.
¿Qué es recordar a Evita sino esto?, ¿Qué es honrar su legado sino tomar las riendas de la acción solidaria con decisión y determinación?.
En este 68 aniversario de su desaparición física, en un momento especial y trascendente para la humanidad que, hasta el momento, conoce como único antídoto la acción solidaria, evoquemos a nuestra líder con más y más hacer solidario, “dar todo lo que se pueda, y aún más”.
Compañeras y Compañeros lucifuercistas, que cuando flaqueen las fuerzas podamos recuperarlas recordando a quien entregó sus días, hasta el último, por quienes más lo necesitaban.
Juntos podemos alumbrar una nueva realidad, en la que con cada acción deje de sangrar un corazón.
Al traer a la memoria a la Compañera Evita, el Secretariado Nacional de la FATLyF reconoce con gratitud la tarea que llevan adelante Compañeras y Compañeros lucifuercistas, dirigentes, militantes y afiliados en todo el territorio nacional que no esperan, salen a dar.