Fue el domingo 24 de febrero de 1946. Esa jornada cívica transformó la historia de nuestro país por siempre. Ese día, Juan D. Perón se impuso por primera vez en las urnas. La fórmula Perón-Quijano que había sido proclamada apenas 12 días antes de las elecciones en el Obelisco, ganó con el 52,84% de los votos sobre la fórmula Tamborini-Mosca que recogió el 42,87% de los sufragios. El recuento de los votos, uno a uno, en cada rincón del país que se extendió por más de 30 días, confirmó que la construcción de la Patria de los trabajadores y de los humildes estaba en marcha, hundía sus raíces en esta tierra.
75 años después, rescatamos la necesidad urgente de abrazar el compromiso ineludible por sostener en alto los ideales que enarboló Juan D. Perón, el apego a la Doctrina Justicialista que nuestro líder gestó a partir de los principios universales que nuestra Argentina y la humanidad toda, requerimos por estos días. Es preciso la concreción sin dilaciones de decisiones políticas y acciones que vuelvan a instalar la justicia social. Esa justicia que se construye a partir del trabajo, que alienta crecimiento e inclusión, que devuelve dignidad y paz.