Este domingo, como cada tercer domingo de agosto, es día para compartir con las y los más pequeños. Compartir juegos, actividades recreativas y culturales.  Compartir su vivencia del mundo, ese al que aún están reconociendo con una mirada nueva y colmada de genuina curiosidad y sensibilidad.

Es una jornada para los adultos tomemos real conciencia y llevemos adelante acciones concretas para eliminar la pobreza y la precariedad que afecta a la sociedad e impacta fuertemente en la infancia y para que los derechos a la salud, educación y  protección alcancen a de todas/os las/os niños del planeta, sin distinciones.