El 26 de julio de 1952, a las 20.25 horas, falleció la Compañera Evita. Tenía tan sólo 33 años.
Desarrolló una obra única, trascendente para la vida de nuestro país y la realidad de los trabajadores, “mis descamisados” como los llamó, de las mujeres, los niños y los ancianos. La guiaba su pasión por la justicia social, su fuerte sentir y energía para revertir las injusticias, esas que postergan el desarrollo y la vida plena de las personas. La pobreza y la desigualdad eran inaceptables para su concepción. Su lealtad a Perón no tiene parangón.
Personalmente encabezaba todas las acciones, entre ellas, apoyar la labor de los Sindicatos argentinos en la seguridad de que, fieles a los preceptos que les dieron origen, defenderían por siempre los derechos de los trabajadores y trabajarían por la equidad y la paz social.
A 67 años de su fallecimiento, los trabajadores de Luz y Fuerza de todo el país la rendimos homenaje y la recordamos dándole vida a sus sueños desde cada uno de nuestros lugares de trabajo.