Ser puente, transformar la esperanza en realidad
Ser puente entre la necesidad y la respuesta, entre el desamparo y la justicia fue sin duda la naturaleza, el espíritu y el motor de vida de la Compañera Evita.
Conoció en sus propias fibras la inclemencia de las carencias y,ante la desdicha de los sanjuaninos azotados por el terremoto, “corrió para dar sin esperar”. Fue el 22 de enero de 1944, cuando se conoció con el entonces Coronel Juan D. Perón. El encuentro no sólo transformaría sus vidas, sino la historia argentina por siempre.
Desde allí, hasta el doloroso 26 de julio de 1952, la referencia de los hechos nos es conocida y familiar.
Artífice de un tiempo en el que derrotar la injusticia fue el norte, Evita abrazó la causa de los marginados y desposeídos y fue aliada indiscutida de la política del General Perón.
Como corolario de su acción política, social y asistencial, trabajando infatigablemente cada día, alumbró la vida de los olvidados y postergados, de los niños, las mujeres y los trabajadores. Iluminó la esperanza en todos los rincones de la Patria a los que llegó con asistencia y obras a través de la Fundación de Ayuda Social “María Eva Duarte de Perón”.
Entre 1946 y 1952 fue el vínculo entre la CGT y el Estado. Recibía cotidianamente a los representantes de los trabajadores, los escuchaba y propiciaba no sólo las respuestas por parte del gobierno nacional sino que los impulsaba, tal como el Primer Mandatario alentaba, a “forjar la nueva Argentina grande, soberana y justa”.
“Soy un puente entre los trabajadores y Perón” -27 de noviembre de 1950-.
Gestó junto a Perón nuestra identidad política de trabajadores peronistas, selló nuestra pertenencia de clase y nos legó el rol de militantes por la justicia social y la equidad.
Para los trabajadores de Luz y Fuerza, Evita es estandarte, guía e inspiración.
Siguiendo su ejemplo y el de Perón, las mujeres y los hombres lucifuercistas trabajamos codo a codo, en complementariedad, en unidad y solidariamente a lo largo y ancho de la Patria. Convencidos de que el crecimiento pleno surge de la capacidad de crear y crecer juntos, apostamos al aporte de ideas, concepciones y formas de hacer para que la justicia social sea una realidad entre nuestras familias trabajadoras y en la sociedad toda.
Enarbolamos la herencia de nuestra “Líder Espiritual”. Hoy más que nunca ante la dura realidad nacional que multiplica pobres, margina niños y diluye esperanzas, tendemos puentes. Le rendimos homenaje sin retórica, con acción concreta. Apelamos al trabajo como base de inclusión y de dignidad, trabajamos denodadamente por la unidad definitiva del Movimiento Obrero argentino y por una tierra en la que vuelvan a florecer la justicia y la paz social.