La consagración del voto femenino como derecho fue uno de los grandes objetivos que se propuso Evita. 

Tras el primer triunfo electoral del General Juan D. Perón, Evita enarboló la lucha que, ya a finales del Siglo XIX sostenían militantes anarquistas y socialistas en nuestro país.  En ese sentido, la Abanderada de los Humildes, afirmó: «La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles… trabaja junto al hombre en toda gama de actividades de una comunidad dinámica, no puede ser solamente la espectadora de los movimientos políticos».

Tanta energía y pasión tuvo sus frutos, el 23 de septiembre de 1947, el Congreso nacional promulgó en Argentina la Ley 13.010 que instituyó el voto femenino. El 11 de noviembre de 1951, más de 3.500.000 mujeres concurrieron por primera vez a las urnas.  La contienda electoral que consagró la fórmula presidencial Perón – Quijano abrió el espacio  legislativo a  23 diputadas y 6 senadoras nacionales. Junto a las legisladoras provinciales, sumaron un total 109 mujeres elegidas.

La lucha no fue en vano y así lo expresó Evita a las mujeres que colmaron la Plaza de Mayo ese 23 de septiembre de 1947: «Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”.